Día de Otoño.
Nos vendría bien comunicarnos como debe ser, sin usar estos artilugios, ni mecanismos obsoletos. No estamos ya para confundirnos más en la absurda y vertiginosa nostalgia de las palabras. he visto el cielo del día y las luces de la noche. Sé que estamos tan cerca, que casi ni me lo creo. aunque nos despiste las insipientes buenas costumbres y el miedo a entregar el alma, me basta saber que cerramos los ojos y que el corazón retumba en sincronía. Salí de mi casa sin apuros, ya en la avenida corría el viento desesperado, apuntado en la misma dirección del sentido de los autos . Como si cogieran impulso, pasaban las máquinas veloces, sin piedad, sin siquiera mirar . sin siquiera dar cabida a los peatones para que puedan llegar al otro extremo. Yo perdido en mi ceguera, practiqué mi danza para evadir los autos. Mi humanidad fue suficiente para que ellos sobre pararan y me vieran cruzar con algún tipo de resentimiento. Sentí que se quemaban la cabeza con maldiciones, injurias y pen