Un Beltmon para Julio
Despuès de dìas de descanso literario, o mejor dicho, sustituidos por 4 billetes de 10 000 pesos semanales; paseo por el gran boulevard de frases e ideas. Esta vez no recorrerè aquella galerìa de creatividad empapada de ficciòn, ni tampoco la de versos. Pasearè tal vez por la tienda de un viejo vendedor de cigarrillos. Quizà a mi corta edad muchos piensen que mis "fumadas" son por pura monerìa o porque no tengo nada mejor què hacer. Lo fue; ahora ya no. Mis primeros comprimidos de tabaco fueron para aderezar alguna tertulia, para demostrar que estaba aferrandome a la madurez y -en realidad no estoy seguro- para demostrar que ,como adolescente, tambièn era rebelde. Si tocamos el tema de rebeldìa en mì, es seguro que te aburriràs. Nunca sucitò. es por eso que el tabaco podrìa ser sìmbolo de esta caracteristica tan dòcil. Hoy ,el humo de cigarrillo se identifica conmigo. Es amrgo, dulce, àcido, misterioso, lùgubre, interesante, dañino y que se va volando para no volver. Tambièn