Verte.
A dos soles de mi extravío, después del eclipse propiciado por ti, volverán aquellos capitulos, aquellos que antes los observaba hasta que el sueño me venciese. Los disfrutaba arrecostado contigo en un un mueble de cuero color otoño, mientras caían caricias como hojas de dicha estación. Los días se hacían largamente cortos, las palabras se destilaban y se quedaban impregnadas en nuestras mejillas. Nuestras mentes, motivadas por un sueño en común, se estimulaban por un suave hormigueo que me inducia a BESAR una vez más tus cálidos, suaves y dulces labios. Espero el domingo como si fuese mi descanzo eterno. Verte una vez más. Y que, durante el vistazo sienta lo mismo, así fuese por tan solo 1 segundo.